ESCRIBE TU HISTORIA: "Tú el héroe de la historia"
La vida te tiene que tocar lo más profundo del alma para
vivir en plenitud.
Cuando hablo de la vida es la mano de Dios que te acompaña.
La historia de un héroe no es fácil, pero todas los héroes
si tienen historias parecidas.
1. El Mundo Ordinario, en el que la audiencia conoce al
héroe, descubre sus ambiciones y limitaciones, y forma un lazo de
identificación y reconocimiento.
2. El Llamado A La Aventura, cuando el héroe es desafiado a
llevar a cabo una búsqueda o resolver un problema.
3. Rechazo De La Llamada, cuando el héroe duda o expresa
temor.
4. El Encuentro Con El Mentor, donde el héroe hace contacto
con una fuente de apoyo, experiencia o sabiduría.
5. El Cruce Del Primer Umbral, el punto en el que la persona
en verdad se compromete con el campo de la aventura, dejando los límites
conocidos de su mundo y aventurándose hacia el reino desconocido y peligroso,
donde las reglas y los límites no son conocidos.
6. Pruebas, Aliados y Enemigos, situaciones y personas que
ayudan al héroe a descubrir lo que es especial sobre la aventura que ha
emprendido.
7. Acercamiento A La Cueva Profunda, la fase en la que el
héroe se prepara para la batalla central de la confrontación con las fuerzas de
fracaso, la derrota o la muerte.
8. La Prueba Más Difícil, la crisis central de la historia
en la que el héroe enfrenta su o sus temores más grandes y prueba la muerte, ya
sea literal o metafóricamente.
9. La Recompensa, momento en el cual el héroe disfruta los
primeros beneficios de haber confrontado el miedo y la muerte.
10. El Camino De Regreso, donde el héroe se compromete, ya
sea voluntariamente o no, a finalizar la aventura.
11. La Resurrección, cuando el héroe enfrenta el desafío que
lo purifica, lo redime y transforma en el Umbral A Casa.
12. Regreso Con El Elixir.
Empieza a escribir tú historia del Héroe que deseas:
El Héroe de las Mil Caras, Joseph Campbell.
La fe una actitud y
la vida
“Un día el asno de un campesino cayó al fondo de un pozo. El
animal se quejó lastimeramente durante
horas mientras el campesino trataba de encontrar la forma de sacarlo.
Finalmente, el campesino decidió que el animal era viejo y de todas formas el
pozo necesitaba ser tapado. No valía la pena recuperar al asno. Entonces, el
campesino invitó a sus vecinos a que viniesen a
ayudarle. Todos agarraron una pala y empezaron a tirar tierra adentro
del pozo. Al comienzo, cuando el asno se dio cuenta de lo que estaba
sucediendo, gimió horriblemente, pero después de un rato, para sorpresa de
todos, se calmó. Tras varias paladas de tierra, el campesino finalmente decidió
mirar adentro del pozo, y lo que vió lo dejó azorado. Con cada palada de tierra
que caía sobre su espalda, el asno hacía algo asombroso. Sacudía la espalda y
la tierra caía y se amontonaba bajo sus patas, y de ese modo con cada palada el
asno daba un paso arriba. A medida que los vecinos del campesino continuaban
echando tierra sobre el animal, él mismo
se sacudía y subía más arriba. Muy pronto, el asno llegó al borde del
pozo y salió trotando”.
Cada una de las situaciones que te presenta la vida puede
ser un obstáculo, depende de ti como afrontarlas.
Si el asno se hubiera quedado quieto, paralizado por el
miedo, el temor, sin luchar, creyendo que no tenía salvación, SIN FE, la tierra
lo hubiera cubierto, hubiera muerto y se cumpliría lo que el asno tenía en su mente.
Su fe nunca decayó, siguió, creyó en salir adelante a pesar
de que todo estaba en contra de él.
¿Cómo reaccionas tu ante las paladas de tierra que te da la
vida?
¿Cómo las interpretas: en tu contra o a tu favor?
¿Te debilitan, o te fortalecen?
¿Cómo es tú fe?
JUZGAR BUENO O MALO
Erase una vez en una aldea un anciano muy pobre, pero hasta
los reyes le envidiaban porque poseía un hermoso caballo blanco.
Los reyes le ofrecieron cantidades fabulosas por el caballo
pero el hombre decía: “para mí él no es un caballo; es una persona. ¿Y cómo se
puede vender a una persona, a un amigo?”.
Era un hombre pobre, pero nunca vendió a su caballo. Una mañana
descubrió que el caballo ya no estaba en el establo. Todo el pueblo se reunió
diciendo: “Viejo tonto. Sabíamos que algún día te robarían el caballo. Hubiera
sido mejor que lo vendieras. ¡Qué desgracia!”.
“No vayamos tan lejos”, dijo el anciano. “Simplemente digamos
que el caballo no está en el establo. Éste es el hecho. Todo lo demás es
vuestro juicio. Si es una desgracia o una suerte yo no lo sé, porque esto es
apenas un fragmento. ¿Quién sabe lo que va a suceder mañana?”.
La gente se rió de él. Siempre habían creído que el anciano
estaba un poco loco. Pero después de 15
días, una noche el caballo regresó. No había sido robado sino que se había
escapado. Y no sólo eso, sino que trajo consigo una docena de caballos
salvajes. De nuevo se reunió la gente diciendo: “Tenías razón, viejo. No fue
una desgracia sino una verdadera suerte”.
“De nuevo estáis yendo demasiado lejos”, dijo el anciano.
“Decid sólo que el caballo ha vuelto.
¿Quién sabe si es una suerte o no?. Es sólo un fragmento. Estáis leyendo apenas
una palabra de una oración. ¿Cómo podéis juzgar el libro entero?”.
Esta vez la gente no pudo decir nada más, pero por dentro
sabían que él estaba equivocado. Habían llegado doce caballos hermosos.
El viejo tenía un hijo que comenzó a entrenar a los
caballos. Una semana más tarde se cayó
de un caballo y se rompió las dos piernas. La gente volvió a reunirse y
a juzgar. “De nuevo tuviste razón”,
dijeron. Era una desgracia. Tu único hijo ha perdido el uso de sus piernas y, a
tu edad, él era tu único sostén. Ahora estás más pobre que nunca”.
“Estáis obsesionados con juzgar”, dijo el anciano. “No
vayáis tan lejos. Sólo decid que mi hijo se ha roto las dos piernas. Nadie sabe
si es una desgracia o una fortuna. La vida viene en fragmentos, y nunca se nos
da más que esto”.
Sucedió que, pocas semanas después, el país entró en guerra
y todos los jóvenes del pueblo fueron llevados al ejército. Sólo se salvó el
hijo del anciano porque estaba lisiado. El
pueblo entero lloraba y se quejaba porque era una guerra perdida de
antemano y sabían que la mayoría de los jóvenes no volverían.
“Tenías razón viejo. Era una fortuna. Aunque tullido, tu
hijo aún está contigo. Los nuestros se han ido para siempre”.
“Seguís juzgando”, dijo el viejo. Nadie sabe. Sólo decid que
vuestros hijos han sido obligados a unirse al ejército y que mi hijo no ha sido
obligado. Sólo Dios sabe si es una desgracia o una suerte que así suceda”…
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza
ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
"Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? No puedo enseñarla a alguien que no sabe quién es".
La taza de té y el saber
¿QUIÉN SOY?
La única razón de nuestra existencia es la de descubrir
quiénes somos.
Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a
la casa de un maestro Ze “Nin-ni”. EL maestro le pregunta ¿Quién en usted?
El guerrero se presenta a éste, contándole de todos los
títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos
estudios, lo que hacer y lo que ha logrado.
Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido
a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a
sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor
preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa
vertiendo té aún después de que la taza está llena.
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El maestro le responde con tranquilidad:
"Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? No puedo enseñarla a alguien que no sabe quién es".
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro
enfatizó:
"A menos que su
taza esté vacía, no podrá aprender nada"
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